Sunday, August 06, 2006

Hugue y Manu

Ellos dos no necesitan pseudónimos. Sus realidades están demasiado lejos del town como para preocuparse. Viven felices, inmunes al sistema.
Hugue vende ventanas y se desmaya cada media hora. Tiene una casa de playa en un adorable pueblito del norte de Francia. También tiene una moto, un bote con todos sus aditamentos acuáticos y caballos de paseo. Sólo me quedé con las ganas de estos últimos porque todo lo demás lo compartió conmigo. En su casa fumamos y comimos galletitas de mantequilla. Me presentó a su amiga la foca y luego pasamos la noche.
Manu es gitano y tiene los dientes chuecos. Toca música flamenca y fabrica cajones. También todo lo compartió conmigo. En la calle me tocó un concierto y me dio de fumar. Me llevó a su cueva en las faldas de un palacio nazarí y allí me preparó una infusión de cáscara de naranja y anís. Tan sólo no me regaló un costurero de raso pajizo, pero fue porque yo no me quité mis cuatro corpiños. Pero aún así, allí pasamos la noche.
Tributo a ambos.