
1. Bueno, qué se yo. Digamos que la noche tuvo
onda. Disfrazamos a la Niña y la llevamos al carnaval (Violeta, Amaya y yo, porque Ría se quedó con la versión mexicana de Romeo). Carnaval: esa versión, facsimile
inrazonable, en el midwest. Bailamos, sambiamos, a lo "Chastity & the Town".
La Niña
2. Luego fuimos a casa de nuestro querido Zorba, "el Gay", para no descifrar su identidad, porque él es nuestra puta social. Bebimos vino, enrrolamos tabaco, escuchamos buena música (el hit fue la versión de Julieta Venegas de "El triste" de José José) y Zorba nos hizo gozar con su selección. Les confieso que en un momento dado Zorba puso una canción de Serrat y no me llegó la palabra Serrat a la mente, aunque sabía a quién escuchaba. Algo muy raro, en fin.
Antes, en casa de Zorba
Después. en casa de Zorba
3. Ibamos a ir a un sitio con nombre de animal andrógeno y, Amaya y Aura (la italiana) se fueron a dormir. Zorba y yo nos fuimos para la barra gay wannabe que celebraba noche de alternativos punk. Yo le dijé que igual y salía con jeva de la barra, pero cuando llegamos la noche era de punks pasándola bien en una barra gay, sin gays. Allí un muchacho disfrazado como de torero me dijo que yo era muy sexy, y yo le di la razón, pero le dejé de hablar, por la torerita. Nos encontramos con Criptor, apodo de otro de los boricuas perdidos en el Midwest. Bailamos punk. Nos encontramos con los amigos que nos consiguen las sustancias sicotrópicas, y nos fuimos a una fiesta de gente del Dept. de Cine.
¿ Carnaval?
4. Allí, me sorprendió el estilo de estos muchachos que estaban sentados tomando mate a las 4 a.m. en un apartamento de hermosa decoración marroquí. Todos eran gringos, by the way, menos Zorba y yo. Una de las chicas comentó que se va a estudiar a Toledo, y regresó esa nostalgia de lo que fue y lo que nunca será, pues hace tres años viví allí. Otra explicó que lo del mate era porque pasó las navidades en Chile. De repente, sacaron de uno de los cuartos a una muchacha, rubia como el resto de las chicas de la fiesta, y la cargaron hasta el sofá de la sala. Pensándolo bien, debieron dejarla en el cuarto. La muchacha tenía una de estas borracheras desastrosas que sólo en este país alcanzan con tan poca elegancia. Nunca he entendido qué es lo que hacen para llegar a esas condiciones: ¿mezclan? ¿beben aguantando la respiración? ¿ayunan antes de beber? ¿es un intento de suicidio de clóset? La chica deliraba y los amigos insistían con sonrrisitas medias llenas de inmadurez y cinismo fake que estaba bien, que ya se le pasaría. La nena decía "I just want to go home now". Hasta que ocurrió lo esperado. La muchacha hizo como una ballena y, bocarriba, expulsó su borrachera encima de la decoración marroquí y de...mi coat y mi abrigo que estaban en el mismo sofá sin que yo me diera cuenta. Zorba, todo un caballero, se fue al baño a limpiarme el coat con detergentes ajenos. Yo metí en una bolsa plástica el abrigo y comencé a pensar en cómo desinfectarlo. Los muchachos estilizados y sofisticados dejaron de beber mate y volvieron a convertirse en "undergraduates" del Midwest, disculpándose por tener a una ebria en su casa. Yo les decía que esa muchacha estaba mal, que en mi vida había visto algo tan desagradable, pero para ellos ésta era sólo otra borrachera para rememorar con orgullo sobre sus años en el Midwest. Zorba y yo nos fuimos.