Tuesday, November 07, 2006

Multifacética

Todo lo que le tomó a Solá-Voriasi para destruir mis esfuerzos de un mes fue un escueto email en que aprovechaba la ocasión para felicitarme en mi cumpleaños. Aparentemente mi propuesta carece de hipótesis. Claro, que yo estaba segura de que esas veinte páginas escritas bajo un sol isleño que no me pude disfrutar precisamente por estar escribiendo, eran la articulación prolongada de una hipótesis de siete pares de cojones.

En medio de una crisis llame por teléfono a Cristóbal , experto en el tema de las desilusiones, para comentar como los estudios graduados se tratan de eso; de que te destruyan continuamente para que te puedas tirar un Phoenix Performance y renacer de las cenizas. Me quejo, claro, pero por lo menos a mi me destruyen con buenas intenciones, no como al pobre de Cristóbal, a quienes sus superiores desprecian con toda comodidad porque es negro, culón, isleño y encima maricón.

Algo me hace pensar, y puede que me equivoque, que entrar en este ciclo destrucción-renacimiento por cinco años no es un escenario ideal y que puede tener serias consecuencias psicológicas. Puede que sea mejor idea echarlo todo por el caño e irme a la ciudad de los vientos o a alguna otra parte a poner en práctica alguno de mis muchos talentos.

Me imagino siendo escritora en las tardes después de uno de esos trabajos de 8 a 5 que tienen todos los literatos sin doctorarse. Me imagino a la cabeza de un restaurante llamado El Platanito preparando delicias que hacen honor a mi abuela paterna. Mi imagino cobrando a $10 la tirada de cartas. Me imagino vistiendo una tanga en el tubo de un club de caballeros. Les digo que tengo talentos varios.