Todas las ideas conducen al mismo lugar. Variaciones de un mismo tema. Nos dice, como algo tan sabido, que la repetición es todo, que en la música, la filosofía, la historia y la literatura la repetición es todo: esperanza y desilusión. Repito porque me obsesiono. Y vivir aquí no ayuda a evitar la obsesión. Cuando vivía en la ciudad, me encantaba ir al cine sola, en especial a la primera función. Me parecía que mientras todos trabajaban, yo vivía. Pero que en el pueblo, a escasos 15 minutos de entrar a ver Peacock un amigo decida no acompañarme porque tiene que sacar fotocopias, me parece bastante desolador. Por suerte, la película es preciosa.
Ella tiene tres de las cosas que más gustan: una remera blanca, trenzas y una bicicleta. Está obsesionada con ser paracaidista, con saltar y caer. Pero no consigue entrar en la escuela aérea. China: revolución cultural, época pre-capitalista. Una mezcla de Family Catostrophe y Su Tong. Tiene una cara muy bella y la capacidad de hacer algo con su obsesión: cose un paracaídas y lo ata a su bicicleta. El paracaídas azul flota detrás mientras ella pedalea. Sonríe por primera vez. Sonríe y estira los brazos. Vuela.
Hacer con mi obsesión el estribillo de un poema. Repetir, por ejemplo: The one time my brother knew love.













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